Hacia una atención primaria de salud

Hacia una atención primaria de salud

Extracto de artículo escrito por:
Irene Hoskins, Alexandre Kalache y Susan Mende 
Adaptado al español de: World Health Organization
Towards agefriendly primary health care



El mundo envejece.
Con el aumento de la esperanza de vida y la progresiva reducción de la natalidad, el número absoluto y porcentaje de las personas mayores aumentan. Hoy en día hay 600 millones de personas mayores de 60 años en el mundo, cifra que se duplicará para el 2025 y que ascenderá a casi 
2 mil millones para 2050, cuando se contará con más personas mayores de 60 años que con niños menores de 15. 
La gran mayoría de las personas mayores vivirán en países en desarrollo, que comúnmente son los menos preparados para enfrentar el reto de una sociedad que envejece con rapidez. (1)
El incremento de la esperanza de vida es un triunfo para la salud pública y es el resultado del desarrollo social y económico. 
Lamentablemente, se calcula que el envejecimiento de la población se producirá a un ritmo más acelerado que el crecimiento económico y social de los países en desarrollo.
En otras palabras, las poblaciones de dichos países se volverán más viejas antes de que los países se vuelvan más ricos; en cambio, los países industrializados se volvieron más ricos mientras sus poblaciones se volvían más viejas.
El envejecimiento conlleva un incremento del riesgo de padecer enfermedades crónicas y discapacidad.
Los adultos mayores discapacitados, tales como los que sufren las secuelas de accidentes cerebrovasculares
ocasionados por un control inadecuado de la hipertensión arterial, necesitan ayuda incluso para poder realizar actividades básicas de la vida diaria, y esa ayuda suelen proporcionarla familiares con tiempo y recursos bastante limitados.
Para prepararse desde ahora para un envejecimiento poblacional sin precedentes, es de vital importancia
que los sistemas de salud de los países en desarrollo estén listos para enfrentar las consecuencias de estas tendencias demográficas.
La hipertensión es un ejemplo de una afección crónica que puede controlarse y tratarse. 
Para manejar la creciente carga de las enfermedades crónicas es preciso tener oportunidades de promover la salud y prevenir las enfermedades dentro de la comunidad, así como de tratar dichas enfermedades en los servicios de salud. 
Muchas enfermedades crónicas y discapacidades asociadas que se presentan durante los años postreros de la vida pueden prevenirse, junto con sus costos económicos y humanos.
Pero la prevención requiere alcanzar al individuo antes de que la enfermedad se establezca, y eso implica intervenir en etapas más tempranas de la vida, es decir, velar por un envejecimiento activo y saludable, definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el 

    “proceso de optimizar las oportunidades en materia de  salud, participación y seguridad a fin de poder lograr una vida de calidad a medida que las personas envejecen” 

La atención de salud preventiva y las pruebas de tamizaje para la detección y el tratamiento temprano de las enfermedades se llevan a cabo, en su mayor parte, en los centros de atención primaria (2) de salud (APS). 
Estos centros, a los que las personas pueden acudir espontáneamente, también son los principales proveedores de manejo y cuidado continuos.
Se estima que 80% de los cuidados de salud se prestan en el nivel comunitario, donde los centros de APS constituyen la espina dorsal del sistema de atención sanitaria. 
Los adultos mayores conforman ya una importante proporción de los pacientes atendidos en centros de APS, y a medida que la población envejezca y las enfermedades crónicas se tornen más frecuentes, dicha proporción aumentará.
Los centros de APS son el frente de la atención de salud y, por tanto, son lugares familiares para los adultos mayores y sus parientes. 
 Dichos centros cumplen muy bien la función de proveer los contactos regulares y prolongados y el cuidado continuo que los adultos mayores necesitan para prevenir o retrasar la aparición de las discapacidades producidas por las enfermedades crónicas.
A pesar del papel crítico que desempeñan los centros de APS en la salud y el bienestar de los adultos mayores, estos últimos enfrentan muchas barreras cuando necesitan atención. 
El transporte al centro de salud les puede resultar difícil o demasiado costoso. A veces los pacientes tienen que llegar temprano en la mañana y hacer fila, en condiciones incómodas, solo para recibir un número que les permita ser atendidos por un médico u otro miembro del equipo clínico. Pueden tener dificultades para completar los formularios requeridos, y el personal, sobrecargado de trabajo, puede mostrarse impaciente con ellos. 
Después de esperar horas, puede que los atienda solo unos minutos un profesional clínico que no tiene tiempo para escuchar todas sus preocupaciones, que pasa por alto signos críticos de alerta y le resulta dificil llegar al diagnóstico correcto o recetar el tratamiento adecuado. 
Los pacientes no siempre pueden hacerle frente al costo de los medicamentos prescritos ni entender por qué deben tomarlos o qué efectos secundarios deben notificar. 
La OMS ha reconocido el papel crítico que los centros de APS desempeñan en la salud de los adultos mayores en todas partes del mundo, y la importancia de que dichos servicios sean accesibles y se adapten a las necesidades de ese grupo de edad.
Por mediación de una serie de grupos nacionales, la OMS ha acudido directamente a la fuente y les ha pedido a las propias personas mayores y a sus proveedores de atención de salud que describan las barreras que dificultan el acceso a la atención sanitaria y que sugieran medidas para eliminarlas. 
1) Fuente Organización Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza.
2) Las denominaciones cambian según las localidades.